viernes, 8 de mayo de 2009

Disfrutar de lo cotidiano

Esta tarde he tomado un café con un amigo, en una terraza del centro de Barcelona, y me he dado cuenta del privilegio que tengo de vivir donde vivo y de poder disfrutar de esas pequeñas cosas de las que la vida laboral te aparta involuntariamente.

Hace pocos meses hubiera pensado que había perdido media tarde; hoy he pensado que la he ganado.

El día a día hace, a veces, que nos olvidemos de disfrutar los pequeños momentos que hacen que la vida valga la pena de ser vivida. Hablar sin prisas, saborear un buen café, disfrutar de un clima sensacional en un marco que si estuviéramos en el extranjero definiríamos como inmejorable… Y todo esto, sin moverme de mi ciudad.

Merece la pena dejar a un lado el estrés y recuperar el disfrute de lo cotidiano.

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